La Dra. Mónica Barrera Rivera, Barrera se convirtió en la primera mujer frente a la Academia de Ingeniería de México en casi 50 años de vida de la institución. Egresada de Ingeniería Electrónica y de Comunicaciones de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, fue designada nueva Presidente de la Academia de Ingeniería México (cargo que ocupará durante el periodo 2022-2024), asociación que, a decir de ella, es un reservorio de talentos y un think tank que reúne a los mejores ingenieros e ingenieras del país.
Por la sólida formación que recibió en la IBERO y por el trabajo que desarrolló desde distintos ámbitos en pro de la ingeniería, Barrera logró ingresar hace varios años a la Academia, donde ha sido Secretaria, Protesorera, Tesorera y Vicepresidente, este último, puesto desde el cual automáticamente se llega a la Presidencia, lo que en su caso sucedió el jueves 23 de junio, en la Asamblea General Ordinaria de esta institución.
En una nación donde el porcentaje de mujeres que estudia ingeniería es ínfimo, el que en su momento ella haya sido elegida Vicepresidente y ahora ocupe la Presidencia, es una muestra de que la Academia de Ingeniería México está rompiendo paradigmas, al abrir sus puertas a la igualdad de género, convencida de las aportaciones que han hecho y pueden seguir haciendo las mujeres a la ingeniería y a la economía del país.
En este sentido, la Academia lanzó el pasado martes 21 de junio el programa Mujeres Ingenieras Líderes en su Campo de Acción (MILCA), que busca propiciar que más mujeres estudien carreras STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), que puedan trabajar con ingenieras destacadas en la industria y en la investigación, hacer estudios sobre el impacto de las mujeres ingenieras en el producto interno bruto de México y usar el lenguaje incluyente en todos los documentos de la Academia.
Sobre su programa de trabajo Barrera dijo que, con base en el objetivo y fines de la Academia, buscará integrar a ésta con distintas academias de México y el mundo, trabajar de manera conjunta con las de ciencias y de medicina, y establecer con distintas instituciones de educación superior cuáles ingenierías serán relevantes en los próximos años, tomando en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la Organización de las Naciones Unidas en la Agenda 2030 y en la Agenda 2050.
El paso de una mujer a la ingeniería
Respecto a su formación ingenieril, Mónica Barrera Rivera relató que desde niña ha tenido una gran pasión por las matemáticas y la física, lo que derivó en que, llegado el momento, y luego de revisar los planes de estudio y campos de trabajo de carreras relacionadas con estas materias, optara por cursar una ingeniería.
Específicamente, eligió Ingeniería Electrónica y de Comunicaciones porque en aquella época de los años 70, cuando fue universitaria, quería saber cómo llega una señal a un televisor o a un radio, le llamaba la atención cómo transmitir grandes volúmenes de información, y tenía mucho interés en todo lo que se decía acerca de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), pues tenía poco que ésta había conseguido que el hombre lograra poner un pie en la Luna.
“En la parte de la electrónica estaba habiendo una revolución brutal. Estudiamos de manera marginal los transistores, ya que era época de los primeros circuitos integrados, que estaban llenos de resistencias, capacitores y demás. Programábamos con lenguaje maquinal y de ahí pasábamos al lenguaje ensamblador. Al final de mi carrera pude hacer un microcomputador con el último invento de aquella época, el circuito integrado 8080 de Intel”.
Y a la IBERO la escogió porque, si bien siempre fue una estudiante muy aplicada, de todas las universidades donde presentó examen de admisión -entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional-, en la primera no le fue tan bien. “Eso me convenció. Yo dije, aquí entro, porque aquí voy a aprender mucho; y fue lo que sucedió”.
Fuente IBERO