Ser ingeniero es una carrera llena de retos, cálculos, desvelos, proyectos que parecen imposibles y, a veces, silencios prolongados por exceso de trabajo. Pero si hay alguien que ha estado ahí desde el principio, que ha creído en nosotros incluso antes de que tuviéramos una calculadora científica en la mochila, esa es nuestra mamá.
En el marco del Día de las Madres, queremos dedicar unas palabras a esa figura silenciosa pero indispensable: la mamá de un ingeniero. Porque sin su apoyo, sus consejos y hasta sus regaños, muchos de nosotros no habríamos llegado a donde estamos.
Te puede interesar: El futuro de la Inteligencia en la Ingeniería
Mamá: la primera que creyó en mí
Desde los primeros días de escuela, cuando apenas empezaba a mostrar interés por los Legos, por desarmar radios o entender cómo funcionaban las cosas, tú ya sabías que yo tenía una mente curiosa. Nunca te molestaste por los juguetes rotos ni por los tornillos que aparecían en la alfombra. Al contrario, me animaste a explorar.
Cuando dije que quería estudiar ingeniería, no dudaste. Aunque sabías que sería una carrera demandante, te llenaste de orgullo. Me acompañaste a los exámenes de admisión, esperaste pacientemente afuera mientras yo resolvía ecuaciones, y festejaste conmigo cuando por fin quedé en la universidad.
Gracias por tus desvelos, paciencia y amor
Ser mamá de un ingeniero no es tarea fácil. Hay que lidiar con horarios locos, estrés constante y ese lenguaje técnico que suena a otro idioma. Aun así, siempre estuviste dispuesta a escucharme hablar sobre planos, circuitos, algoritmos o materiales de construcción sin entender mucho, pero con todo el amor del mundo.
Gracias por aguantar mis noches de desvelo mientras hacía entregas de proyectos. Por llevarme café o comida a mi escritorio, por preocuparte cuando pasaba días sin salir de mi cuarto. Gracias por estar en los momentos en que sentía que no podía más, por recordarme quién soy y por qué empecé esta carrera.
Échale un ojo: Los ingenieros que han cambiado la historia
Gracias por enseñarme los valores que todo ingeniero necesita
La ingeniería no solo se trata de conocimientos técnicos. Se necesita disciplina, ética, empatía, trabajo en equipo y, sobre todo, humanidad. Todo eso lo aprendí de ti. Me enseñaste a no rendirme, a buscar siempre soluciones y a pensar en los demás antes de actuar.
Tú fuiste mi primera maestra de gestión de tiempo, de liderazgo y de manejo de crisis. Me enseñaste que un verdadero ingeniero no solo construye puentes de concreto, sino también puentes entre personas. Que no basta con tener razón, sino que hay que saber comunicarla con humildad.
Hoy celebro tu amor y tu ingeniería emocional
Este Día de las Madres quiero que sepas que cada logro profesional mío es también tuyo. Cada título, cada ascenso, cada proyecto terminado con éxito lleva tu nombre en los cimientos. Eres la ingeniera de mis emociones, la arquitecta de mi carácter, la diseñadora de mi seguridad.
No importa si soy ingeniero civil, mecánico, eléctrico, de software o industrial. Todos compartimos una raíz común: una madre que creyó en nosotros desde antes de que entendiéramos el significado de la palabra “resistencia”.
Ya para terminar: Cómo prepararte para la vida laboral
A ti, mamá de un ingeniero, gracias, por tanto. Gracias por nunca rendirte, por confiar, por cuidar, por esperar y por estar. Hoy no solo celebramos el Día de las Madres, celebramos a la mujer que hizo posible que nosotros hiciéramos posible lo imposible.
Feliz Día de las Madres.
Ya que llegaste hasta acá, te compartimos este curso que te puede ayudar: Introducción al desarrollo web